miércoles, 29 de agosto de 2007

Trastornos de Ansiedad y Familia

Dr. Elías Arab
psiquiatra de niños y adolescentes




Los trastornos de ansiedad están entre los mas prevalentes trastornos psiquiátricos en niños y adolescentes, con rangos que oscilan entre un 3 y un 15 % (Ginsburg & Sclossenberg, 2002)
Estos trastornos producen un severo daño en el funcionamiento diario de los niños y sus familias, presentan dificultades de atención y desempeño escolar, dificultades para interactuar y relacionarse con sus pares, baja autoestima, tienen altos niveles de conflictos familiares y experiencias significativas de distress personal y depresión.
Los trastornos de ansiedad en los niños con frecuencia continúan hacia la adultez (Pine et al., 1998).
Recientes estudios de niños con trastornos ansiosos muestran un riesgo aumentado de 2 a 4 veces de padecer un trastorno de ansiedad en la adultez y sin tratamiento puede tener una evolución crónica y un peor pronóstico.
Estos hechos sugieren que un trastorno de ansiedad en la niñez confiere significativos riesgos tanto a corto como a largo plazo, lo que aumenta la necesidad de un trata-miento oportuno y efectivo.
Los síntomas ansiosos pueden ser identificados desde pequeños para así iniciar estrategias de intervención adecuadas. Los modelos biopsicosociales muestran aspectos del diagnóstico y tratamiento de estos trastornos, por lo que es importante considerar los aspectos neurobio-lógicos, neuropsicológicos, temperamento, vínculo, desarrollo, familia, riesgo asociados y comorbilidad para entender el sentido que tiene los síntomas para cada uno de los pacientes y sus familias.



La terapia cognitivo conductual ha mostrado resultados efectivos en reducir la ansiedad en un 50-80 % de los niños, cuando se aplica en forma individual, pero no es efectiva para todos los pacientes, aproximadamente 20-50 % permanece con síntomas después de la intervención.
Las intervenciones basadas en la familia incorporan la enseñanza a los padres de estrategias especificas para reducir la ansiedad en sus hijos, para esto es importante evaluar los estudios familiares de ansiedad, modelos etiológicos de trastornos ansiosos en niños, investigaciones del comportamiento parental y aspectos del medioambiente familiar asociado con la ansiedad y la eficacia de los tratamientos basados en la familia.



Estudios familiares de ansiedad

Relaciones familiares problemáticas son mas preva-lentes en niños ansiosos que en niños no ansiosos, pero la relación causal no ha sido aún establecida.
Los estudios revelan un 60% de los hijos de padres ansiosos cumplen criterios para diagnosticar un trastorno de ansiedad. Beidel & Turner 1997 evaluó a hijos de padres con trastorno de ansiedad, depresión mayor, con ambos trastornos y controles sanos, encontrando que los hijos de padres ansiosos cumplían 5 veces mas frecuentemente criterios DSM para algún trastorno de ansiedad comparado con los hijos de sujetos control. Similares hallazgos fueron encontrados en depresión mayor y cuando existe comorbilidad entre ambos.
Las familias de niños ansiosos son mas entrelazadas, mas controladoras, mas rechazantes y menos directas en comparación con familias niños sin ansiedad.
Investigaciones sugieren que los padres refuerzan la evitación, inseguridad y los comportamientos ansiosos en sus hijos lo que juega un rol en el desarrollo y la mantención de los trastornos. Al evaluar niños ansiosos se encontró que un 80% de los padres cumplían criterios para diagnosticar algún trastorno de ansiedad.
Podemos hipotetizar que la ansiedad corre a través de la familia, los mecanismos de transmisión son aún desconocidos, pero están involucrados mecanismos genéticos y medioambientales, algunos de los cuales es posible tratar por lo que es importante para esto entender los modelos etiológicos.


Modelos etiológicos

Los trastornos de ansiedad tienen una distribución familiar. Last et al., 1987 reportó un elevado riesgo de patología ansiosa en familiares de niños con trastornos de ansiedad cuando se comparaban con familiares de controles sanos y familiares de pacientes con SDAHA. Estudios de gemelos monocigotos arrojaron rangos de concordancia significativamente mayores que en gemelos bicigotos, con una heredabilidad estimada de un 59%, pero cada gemelo tiene distinta patología de la linea ansiosa, lo que supone la heredabilidad de un factor ansioso-neurótico y no de un trastorno específico (Warrent el al., 1999). Kendler et al., 1992 reportó la agregación familiar de la agorafobia, fobia social, fobia situacional y fobia especifica, como una “propensión a la fobia” y que los factores ambientales juegan un rol prominente en su desarrollo, por lo tanto los trastornos de ansiedad tienen una base biológica de vulnerabilidad para ansiedad en general y no para trastornos específicos.
Entre los modelos teóricos para entender el desarrollo de los de ansiedad en la infancia, existen factores recíprocos entre padres e hijos que contribuyen a su desarrollo y mantención, en contextos de estresores medioambientales.
El comportamiento parental juega un rol fundamental en la etiología y tratamiento de los hijos, cierto temperamento parental junto con una historia de apego inseguro predispone a los padres a síntomas psicológicos y psiquiátricos en general y a patología ansiosa en particular.
Altos niveles de ansiedad paterna comúnmente interfieren con el desarrollo de la adaptación de los padres a las nuevas habilidades de los hijos y aumentan así los comportamientos que promueven la ansiedad e incrementan la vulnerabilidad de los hijos a desarrollar trastornos ansiosos.
Comportamiento parental y síntomas psiquiátricos también están influidos por factores medioambientales, desempleo, muerte, falta de soporte social, discordias de pareja, etc.
Este modelo sugiere que los padres que emplean comportamientos inductores de ansiedad en sus hijos ya sea debido a su propia ansiedad o en respuesta a factores del niño por lo que puede ser mas difícil asistir al niño en su desarrollo adaptativo, cognitivo, social y emocional.
Patrones de conducta parental maladaptativa puede moderar o mediar el desarrollo de trastornos de ansiedad en jóvenes.

Estrés parental

El estres parental afecta negativamente la calidad de los cuidadores, las interacciones parento-filial y el comportamiento del niño, lo que produce riesgos para desarrollar apegos inseguros (Manasiss et al., 1994), falta de respuesta y uso de estilos parentales negativos (falta de afecto, supervisión y autonomía).

Temperamento

Al estudiar el temperamento de pacientes con trastornos de ansiedad aparece el comportamiento inhibido como un factor de riesgo para desarrollarlos. Los hijos de padres ansiosos presentan mas frecuente-mente este tipo de temperamento lo que los predispone al desarrollo de psicopatología ansiosa.
Kagan et al., reportó que 10-15% de niños blancos americanos nacían con predisposición a ser irritables, luego tímidos y miedosos en la edad preescolar y cautos, quietos e introvertidos a la edad escolar. Al comparar cohortes de pacientes con comportamiento inhibido o desinhibido expuestos a ambientes similares, las diferencias entre ellos se mantenían constantes en las evaluaciones posteriores. Kagan encontró que los niños inhibidos eran evitantes en el primer día de clase y presentaban ansiedad de separación. Postuló que los niños inhibidos tenían un menor umbral de activación en el circuitos amígdala-hipocampal espe-cialmente a eventos no familiares lo que produce activación simpática.
Estudios reflejan que la prevalencia de comportamiento inhibido es mas frecuente en hijos de padres con trastorno de pánico con agorafobia con o sin comorbilidad con depresión en comparación con hijos de padres sin trastornos de pánico ni depresión. Los hijos de padres con trastorno de pánico y depresión presentaban comportamiento inhibido en rangos de un 70-80 %, y presentan un riesgo significativamente mayor de presentar trastornos de ansiedad en la niñez y adultez

Variables familiares asociadas con trastornos de ansiedad en niños

Se han evaluado las dimensiones del estilo parental y el funcionamiento medioambiental/famliar, como el comportamiento parental especifico y las interacciones parento-filiales.

Sobrecontrol

Fue definido como comportamientos intrusivos, que permiten una mínima autonomía a los hijos, restringen la individualidad, uso excesivo de instrucciones y restricción de los comportamientos de los niños durante la realización de tareas. Altos niveles de control parental se han asociado con altos niveles de ansiedad en niños. Los padres de niños con trastornos de ansiedad otorgan menos autonomía y mas control en los diálogos con sus hijos que los padres de niños controles.

Sobreprotección

Fue definida como el uso de excesiva precaución, comportamien-tos protectores o restricción en au-sencia de causa o razón. Se encontró que altos niveles de sobreprotección fueron asociados con altos niveles de ansiedad en niños, también se asoció la sobreprotección con fobia social en adolescentes.

Modelo de ansiedad y refuerzo de conductas evitativas

Padres con patrones ansiosos mostraban comportamientos ansiosos y evitación en presencia de sus hijos. En todos los estudios se observó que los padres reforzadores de ansiedad y evitativos eran mas frecuentes en niños ansiosos comparados con controles sin trastornos de ansiedad.
Los padres de niños ansiosos, es mas probable que concuerden y apoyen interpretaciones ansiosas y conductas evitativas en sus hijos.

Expectativas y creencias negativas acerca de sus hijos

Las creencias parentales y expectativas juegan un importante rol en la etiología de la ansiedad en niños. Al comparar las expectativas y atributos en relación a la habilidad de sus hijos de manejar una situación de estres, las madres de hijos ansiosos tienen expectativas mas altas, son menos confiadas en las habilidad de sus hijos para realizar la tarea y tienden a usar menos explicaciones para la realización de estas, es decir tienen ideas mas fijas respecto a las capacidades de sus hijos y mantienen la ansiedad y la evitación.

Simpatía emocional y positividad

Fueron definidos como afectos positivos, expresión de afectos, mostraban positiva consideración reconocimiento de sentimientos, sonrisas con el niño. Altos niveles de simpatía y positividad fueron asociados con menores niveles de ansiedad.
Los padres de niños no ansiosos comunican afectos mas felices a sus hijos.

Repulsión y crítica

Definido como desapruebo, enjuiciamiento y comportamiento crítico por parte de los padres.
Altos niveles de repulsión y crítica parental fueron asociados con altos niveles de ansiedad en niños.

Conflictos

Fue definido como desacuerdos entre los integrantes de la familia, lucha, discusiones, disarmonía, agresión física y verbal. Algunos estudios encontraron altos grados de conflicto familiar fueron asociados con alto niveles de ansiedad. Otros hallazgos muestran que los niños ansiosos reportan mas conflictos que los controles sanos pero no se encontró diferencias al compararlos con niños depresivos.


Estilos parentales

Se establecieron tres estilos parentales:
1. autoritario
2. autoritario/democrático
3. Permisivo/laissefair

Los padres autoritarios dirigen el comportamiento de sus hijos usando control estricto, limitando autonomía y libertad de los hijos y demandando obediencia.
El estilo autoritario democrático también intenta dirigir el comportamiento de sus hijos, tiende a estimular verbalmente, participar racionalmente de las reglas y valorar la independencia.
Los padres permisivos exigen poco a sus hijos evitan el control de los comportamientos y estimulan la autorregulación de sus hijos.
El estilo autoritario/democrático se ha asociado con menos ansiedad.


Tratamientos Familiares

Existe evidencia que muestra que la terapia familiar puede ser mas efectiva en niños cuyos padres tienen un trastorno de ansiedad al comparar tratamiento individual v/s familiar de orientación cognitivo-conductual entre niños ansiosos con y sin padres ansiosos.
La terapia debe ser directiva y activa usando preguntas, proporcionando instrucciones, con retro-alimentación hacia los padres. Se obtiene un foco y se orienta a la solución, incluyendo la conceptualización cognitiva de los comportamientos ansiosos del niño (Psicoeducación), manejo de las contingencias, usando estrategias para reducir comportamientos evitativos y ansiosos, enfatizando un modelo parental no-ansioso.
Por lo tanto los padres son un pilar fundamental del tratamiento y son parte importante del equipo terapéutico.

Psicoeducación

Involucra técnicas de conceptualización cognitiva de la ansiedad y su tratamiento. A menudo se comienza con una explicación y discusión de las manifestaciones de la ansiedad.
1.-física: como dolor abdominal, cefalea, taquicardia, etc.
2.-distorsiones cognitivas: tales como “voy a tener un infarto y morir si como esto”.
3.-comportamiento: evitación del colegio o fiestas, pataletas, llanto o agresividad.
Una explicación del modelo de tratamiento a utilizar y las estrategias de aprendizaje para el manejo de las manifestaciones de ansiedad.
Se les enseña a padres e hijos la importancia de reconocer las diferentes manifestaciones de la ansiedad y valorar el uso de ejercicios de relajación para disminuir el estrés, a identificar los pensamientos distorsionados, evaluarlos con exactitud, cambiarlos por otros mas realistas y frente a los comportamientos evitativos se debe explicar el concepto de “encarar el miedo” aproximándose progresiva y gradualmente a las situaciones que teme y que el continuar con evitación tiende a incrementar la ansiedad.

Manejo de contingencias

Están diseñadas para ayudar a los padres a manejar y reducir la ansiedad en sus hijos, explicar que los comportamientos ansiosos y evitativos han sido aprendidos y deben ser desaprendidos, usando principios básicos de enseñanza y modificando comportamientos. Se utilizan conceptos de refuerzo positivo y negativo, consecuencias, modelaje y extinción.
Se muestra a los padres como moldear los comportamientos a través de recompensas o premios por buenos trabajos o por aproximaciones frente a comportamientos deseados, enfrentamiento de miedos.
El uso de la extinción, eliminar refuerzos inadecuados como la exagerada atención frente a los comportamientos ansiosos y situaciones en las que la familia se acomoda a la ansiedad del hijo evitando ciertas situaciones, dormir con los padres, no asistir a reuniones sociales, etc., porque produce distres en el niño.
Se pueden utilizar contratos de contingencia donde el paciente se compromete a realizar algunas actividades. Sirve para clarificar cual es el rol de cada uno de los integrantes de la familia y recordar al niño a que se comprometió.

Reducir la ansiedad parental

El manejo de la ansiedad parental es un factor importante para la mejoría de los niños y el éxito de la terapia basada en la familia.
Durante la psicoeducación ayudamos a los padres a reconocer sus propios síntomas y discutir mejores vías de manejo de las situaciones para poder así modelar su ansiedad, aplicando las mismas estrategias utilizadas para el manejo de sus hijos, si no es suficiente sería necesario la derivación a terapia individual.

Reestructuración cognitiva

En relación a las expectativas que tienen los padres de sus hijos, por ej., de sus competencias, no es infrecuente que los padres manifiesten creencias de que sus hijos no pueden hacerse cargo de la situación, lo que puede interferir en la recuperación.
Los padres deben identificar las distorsiones cognitivas que tienen de sus hijos que se cambian por otros pensamientos mas realistas acerca de ellos.

Relación Parento-filial

Focalizada en reducir los conflictos parentofiliales, mejorando la comunicación familiar, incremen-tando el compromiso y apego hacia sus hijos.
Con respecto a las habilidades de comunicación el énfasis se pone en educar a los padres respecto a patrones negativos de comunicación como por ejemplo interrupción, culpabilización y críticas; utilizando métodos alternativos y estilos mas positivos de comunicación (complemen-taria, sonrisa, etc), que son enseñados y practicados. Se Incluyen métodos de comunicación no verbal.
Los elementos a entrenar son identificar mutuamente los problemas, lluvia de ideas y soluciones, rescatar la mas óptima, y finalmente evaluar el trabajo realizado.
Es importante proporcionar a los padres la información de que altos niveles de conflicto pueden incrementar los niveles de ansiedad en sus hijos.
Trabajar estrategias parentales básicas como son acuerdos entre los padres, las desautorizaciones y la inconsistencia, límites, como manejar sus propios miedos y frustraciones.
No involucrar a los hijos en los problemas conyugales, no triangularlos y proporcionarles un ambiente familiar predictivo con claridad en los roles y en el funcionamiento.




Bibliografía

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domingo, 26 de agosto de 2007

Video juegos y adicción




Los Video juegos nacen en la década de los 70 y actualmente están distribuidos en todo el mundo. Las ventas anuales de las empresas que los comercializan estos productos han aumentado dramáticamente de U$ 100 millones en el año 1985 a U$ 4 billones el año 1990.


Efectos en los Usuarios


Los Video juegos pueden producir múltiples efectos en los usuarios. Estudios preliminares muestran subdesarrollo de lóbulo frontal en jugadores frecuentes de video juegos. Se ha asociado a disminución de actividad beta medida por electroencefalograma, presentan dificultades en la concentración y mayor irritabilidad. Postulan que la exposición a violencia en los medios puede cambiar la respuesta cerebral a estímulos corrientes.



Los Video juegos tienen la capacidad de inducir a corto plazo comportamientos violentos como prosociales en los niños, siendo esta respuesta mas intensa en niños pequeños. Es independiente de variables temperamentales.


En adolescentes cuyo video juego favorito era violento presentaban menores niveles de empatía. El pronóstico a largo plazo para todas las edades es incierto, no pudiendo asociarse a algún tipo de psicopatología en especial.



Adicción


Algunos autores sugieren que entre un 10 a 15 % del total de jugadores, desarrollan conductas adictivas similares a la dependencia a sustancias y/o juego patológico, presentando fenómenos de abstinencia, tolerancia y sensación de perdida del control.
En muchos casos es utilizado como método para escapar de la realidad, presentando serias alteraciones a nivel social y familiar .



Resultados del estudio nacional

Este trabajo nos muestra que los escolares estudiados, que poseían mayores puntajes en la escala de adicción a video juegos, presentaban una asociación con sexo masculino, mayor número de horas dedicadas al uso de video juegos, menor rendimiento escolar, mayor cantidad de anotaciones negativas y mayor presencia de patrones familiares disfuncionales, destacando entre ellos una menor supervisión parental.




Los niños que juegan mas de una hora de lunes a viernes y cuyo tiempo dedicado al uso de videojuegos ha ido en aumento sería, en nuestra muestra, el grupo de mayor riesgo de desarrollar adicción a video juegos y si el niño se ha escapado de clases o a tenido discusiones con alguien a raíz del uso de los video juegos sería, según lo visto en nuestro trabajo, lo que tendría mayor especificidad para pesquisar adicción a video juegos.


Pretendemos con este trabajo realizar un primer acercamiento a la evaluación de una realidad de nuestros niños y adolescentes, donde el pasar largas horas del día frente a una pantalla entreteniéndose con videos juegos es ampliamente aceptado y permitido por los adultos. Esta situación, asociada a una escasa supervisión de las horas dedicadas a los videos juegos sin un análisis criterioso, es peligroso por los posibles efectos que puede generar en el neurodesarrollo, en las relaciones afectivas y sociales de nuestros niños y por el eventual riesgo de generar una patología dentro del terreno de las adicciones.



Es fundamental ampliar la muestra de nuestro estudio para poder determinar si los criterios pueden ser aplicados en la población general y realizar otros trabajos para evaluar la repercusión del uso de video juegos a largo plazo en nuestra población y determinar posibles estrategias a implementar en los escolares de mayor riesgo.

Así mismo se hace necesario llegar a un consenso entre los especialistas para determinar específicamente los criterios que nos permitan hablar de adicción a video juegos, estableciendo puntos de corte de las escalas existentes para implementar el diagnóstico clínico como entidad nosológica y así desarrollar estrategias e intervenciones para manejar estas dificultades.


REFERENCIAS


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Bullying... matonaje escolar

Bullying

A fines de noviembre pasado, Pamela Pizarro, alumna de octavo básico del liceo Javiera Carrera de Iquique, ya no soportó más las constantes burlas y el acoso de sus compañeras de curso y se quitó la vida. La historia de esta adolescente de 13 años de edad conmovió a todo el país por su trágico desenlace. Sin embargo, no ha sido el último caso de “matonaje” escolar del que se tiene noticia.

Recientemente se conocieron dos videos subidos al sitio de Internet
www.youtube.com, en que se repiten este tipo de conductas de hostigamiento y maltrato entre estudiantes chilenos. Uno de ellos muestra la agresión a un alumno de un liceo de La Cisterna por parte de un grupo de compañeros y, en el otro, se observa una pelea entre dos escolares que termina con uno de ellos en el suelo, producto de una fuerte patada en la cara.

El Dr. Elías Arab López, psiquiatra de niños y adolescentes del Hospital Clínico Universidad de Chile, señala que el “matonaje” escolar -también conocido como “bullying”- se da cuando un alumno o un grupo más fuerte intimida y maltrata en forma repetida, de manera intencionada y a lo largo del tiempo a un compañero más débil e indefenso.

El especialista, quien trabaja en la Clínica Psiquiátrica Universitaria de la mencionada casa de estudios y es, además, miembro de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y Adolescencia (SOPNIA), explica que para estar en presencia de “bullying” es necesario que exista abuso de poder -condición que es indispensable- y repetición en el tiempo del maltrato. “El individuo que es víctima no puede salir de esta dinámica abusiva”, especifica.

Agrega que el “matonaje” puede producirse mediante diversas conductas, tales como burlas, amenazas, intimidaciones, agresiones físicas, aislamiento sistemático, insultos, y agresiones a través de Internet o teléfonos celulares: una modalidad que en el último tiempo ha ido adquiriendo cada vez mayor presencia.

Razones del aumento


El “bullying” o “matonaje” escolar es un fenómeno que ha existido siempre, pero que en los últimos años parece ir en aumento.

En opinión del Dr. Arab, son varios los factores que explican este incremento. “Por una parte están los cambios socioculturales, donde la violencia es un fenómeno masivo que aparece diariamente en los medios de comunicación y que está influyendo en el comportamiento de los niños, haciendo que éstos se comporten de una forma más violenta”.

“La globalización, además de los aportes que ha significado para el desarrollo del hombre, también ha masificado hechos repudiables, que probablemente antes eran de carácter local. Así, hemos sido testigos directos de guerras, ataques terroristas, actos delictuales, etcétera”, añade.

El psiquiatra afirma que, de acuerdo a múltiples estudios, la violencia en los medios -televisión, Internet, videojuegos- se ha asociado al aumento de interacciones violentas entre los individuos, especialmente en los niños. Así, según estas investigaciones, los tres primeros efectos derivados de la observación de escenas violentas consisten en el aprendizaje de conductas agresivas, desensibilización frente a la violencia y temor a ser víctima de esta misma.

A su juicio, una de las principales diferencias que existe entre el “matonaje” escolar que tenía lugar en el pasado y el actual se relaciona con el uso de las nuevas tecnologías.

“Actualmente están tomando más fuerza las agresiones a través de teléfonos celulares, mensajes de texto y en Internet mediante el chat, correo electrónico, fotolog y, últimamente, subiendo videos al portal youtube”, comenta.

“La dificultad ante este fenómeno, conocido como ‘ciberbullying’, es que pasa mucho más inadvertido por los padres y profesores. Es de carácter anónimo, complejo de frenar, mucho más masivo y de difícil manejo. Por otro lado, como ocurre en un espacio virtual, los colegios no se hacen cargo y muchos padres ni siquiera se enteran. Al difundirse tan rápidamente y casi sin control, los efectos pueden ser aun más devastadores que cuando se produce directamente, donde resulta más fácil identificar a los involucrados”, agrega el especialista.

Las causas tras el “bullying”

El Dr. Elías Arab señala que las causas que explican este fenómeno son de carácter multifactorial. Por una parte, existen elementos socioculturales que inciden en este tipo de comportamiento. “Actualmente vivimos en una sociedad mucho más violenta, en la que se privilegian los logros económicos y el éxito, sin importar muchas veces el cómo se consiguen los objetivos”, argumenta.

A lo anterior se suma el hecho de que muchas veces existe, desde los colegios, una minimización del problema del maltrato entre los pares: “Se intenta entregar mensajes como: ‘es juego de niños’, ‘no debes hacerles caso’ o ‘debes ignorarlos’, y no se toma conciencia de que se trata de un problema que, según datos nacionales, involucra a cerca de un tercio de la población escolar adolescente”.

El entorno familiar, tanto de los agresores como de las víctimas, también juega un papel importante.

“En la familia de los individuos que actúan como agresores existen altos niveles de hostilidad, falta de acuerdos entre los padres y se utilizan muchas veces métodos autoritarios de disciplina, que resultan inconsistentes. Por otro lado, en las familias de los niños que son víctimas, se observan altos niveles de sobreprotección, con hijos dependientes y que tienen poca capacidad para resolver sus conflictos”, explica el profesional.

Perfil de víctimas y victimarios


En relación al perfil de los agresores, el Dr. Elías Arab señala que es más frecuente que éstos sean hombres, de condición física fuerte y con una serie de dimensiones de personalidad comunes. Sobre este último punto, indica que se trata de niños que por lo general establecen una dinámica relacional agresiva y violenta con aquellos que consideran débiles y cobardes; poseen un temperamento agresivo e impulsivo, y carecen de sentimientos de culpa y empatía hacia las víctimas. Además, se consideran líderes y se sinceros; son provocadores; son descritos como populares, y buscan reafirmarse frente a sus pares y alcanzar una posición superior.
En las mujeres el bullying se produce mas indirectamente a traves de la exclusión social o inventar o difundir rumores.

Este tipo de conducta -añade el psiquiatra- muchas veces coincide con el inicio del desarrollo puberal.

Las víctimas del “matonaje”, por su parte, por lo común comparten un aspecto físico débil. Se trata de menores que viven sus relaciones interpersonales con un alto grado de timidez -lo que en ocasiones les lleva al retraimiento y aislamiento social- y que muchas veces se alejan del promedio en cualquier dirección.

Con el tiempo, las víctimas también pueden llegar a transformarse en abusadores, según advierte el Dr. Arab, siempre y cuando no media una intervención, no es un camino del que no se pueda Salir.

Sobre las consecuencias de esta clase de comportamiento, el especialista explica que, en el caso de los agresores, por lo general los niños violentos tienden a seguir siendo abusadores cuando adultos. Además, pueden sufrir problemas en el trabajo y en la vida afectiva; ser personas abusadoras en el trabajo (“mobbing”) y en la casa; presentar trastornos de conducta (por ejemplo, conductas delictuales, abuso de alcohol y drogas, entre otras) y negligencia parental en la edad adulta.

Las víctimas, por su parte, sufren graves problemas emocionales, entre los cuales se pueden mencionar: depresión, ansiedad, trastornos del sueño, de la alimentación, desencadenante de anorexia o bulimia, abuso de alcohol o drogas, intentos suicidios y suicidio consumado. A esto se suma la presencia de trastornos psicosomáticos (múltiples quejas físicas sin causa identificable) y un importante grado de rechazo escolar.

“Las secuelas tienden a permanecer hasta la edad adulta, convirtiéndose en personas inseguras en el trabajo o que se pueden vuelven abusadores”, afirma.

Estar atentos…


Para el Dr. Elías Arab, tanto los agresores como las víctimas del “matonaje” escolar necesitan ser ayudados y requieren apoyo.

“Los padres deben estar atentos a lo que les sucede a sus hijos, escuchar sus peticiones de ayuda y no minimizar sus necesidades. Es necesario que sepan lo que hacen sus hijos, conozcan su fotolog y estén atentos a los mensajes que reciben por Internet o por celular”, aconseja. También puede existir disfunción en las familias de todos los involucrados, por lo que resulta indispensable realizar un trabajo terapéutico con ellos para mejorar los patrones relacionales alterados.

“El decir a los hijos que ignoren lo que pasa no soluciona el problema; éstos necesitan apoyo para poder resolver sus conflictos de manera adecuada. Cuando las dificultades son más intensas y se asocian a rechazo escolar, síntomas físicos o anímicos, se hace necesario consultar con un especialista”, subraya.

En cuanto a los establecimientos educacionales, el especialista señala que es fundamental que éstos tomen conciencia de la dimensión de este fenómeno y desarrollen planes efectivos para el control y manejo del problema. “No debemos esperar a que las cifras de suicidio escolar aumenten para tomar conciencia de la gravedad a la que puede llevar el bullying”, sostiene.

“Lo indispensable es que los testigos de la violencia no se transformen en meros espectadores de lo que sucede, sino que deben participar activamente para detener el matonaje. Entre estos testigos están los compañeros de curso, los padres, profesores, directores, el equipo de salud, las autoridades de gobierno, etcétera. Todos ellos deben estar involucrados en los planes de acción”, concluye.


RECUADRO 1:

Consecuencias de la violencia escolar:
  1. Los niños victimizados disfrutan menos ir a la escuela, tienen menos amigos y encuentran menos utilidad en lo aprendido.
  2. Los comportamientos disruptivos en la sala de clases dificultan el aprendizaje de todos los alumnos.
  3. La violencia escolar constituye un factor de riesgo para el desarrollo de conductas violentas y otros comportamientos de riesgo a largo plazo.

    Fuente: Dr. Elías Arab, psiquiatra Hospital Clínico Universidad de Chile.

RECUADRO 2:

Otros problemas de convivencia en los establecimientos educacionales
El psiquiatra Elías Arab afirma que es importante distinguir entre el “bullying” o “matonaje escolar” y otro tipo de problemas de convivencia en los establecimientos educativos. Entre estos últimos es posible mencionar:

  • Problemas de indisciplina: incumplimiento de reglas y normas de convivencia.
  • Conducta antisocial: indiferencia grave hacia las normas sociales, con ostentación y sin ningún sentimiento de culpa (robos, destrozo de mobiliario, etc.).
  • Conductas disruptivas: comportamientos molestos que suceden con impulsividad, falta de motivación y marginación del trabajo escolar (molestar e interrumpir).
  • Desinterés académico: comportamientos de apatía y desinterés (no prestar atención, dormirse en clases, etc.).

Niños y adolescentes modernos


RECURSOS TECNOLÓGICOS Y SUS MÚLTIPLES EFECTOS

Los niños y jóvenes actuales comienzan a utilizar el computador y la Internet incluso antes de aprender a leer, pasando a formar parte importante de sus vidas, cultura e identidad. Las nuevas tecnologías ofrecen un espacio de comunicación ilimitado, de fácil acceso, que les permite estar conectados con el mundo de manera instantánea.

La globalización proporciona una variedad de conocimientos actualizados para los que sólo se necesita un computador conectado a la red, un teléfono, una palm o, simplemente, un “ciber café”. Para los niños, Internet es una herramienta que utilizan para navegar por el espacio, revisar sus e-mails, chatear y conectarse con los amigos, transformándose también en una importante fuente de conocimientos, una biblioteca universal a bajo costo, muy útil a la hora de realizar tareas escolares, incluso les permite estudiar con sus compañeros en línea.

En esta dirección, es conocido el uso que está teniendo la red para el desarrollo de nuevas estrategias de enseñanza a través de cursos a distancia. En algunos individuos, con cierto grado de discapacidad, la Internet los ayuda a desarrollar habilidades sociales, logrando mejorar su capacidad en la resolución de problemas. La dificultad se presenta cuando estas habilidades adquiridas sólo se limitan al uso del computador y no son llevadas a la práctica con personas “reales” en “situaciones reales”.


Los riesgos de un espacio ilimitado

En niños y adolescentes que aún no tienen la disciplina suficiente para autodirigir su aprendizaje, es necesaria la supervisión directa de los adultos, que deberían actuar como un filtro, para permitir a los niños desplazarse de manera segura en este espacio que, en algunas ocasiones, los puede llevar a encontrarse con conocimientos que no tienen la capacidad de entender. Una de las desventajas más claras es que el uso de estos recursos, ha aumentado las dificultades gramaticales entre los jóvenes.

Un estudio koreano, realizado el año 2000, reveló que cerca de un 30% de los adolescentes se conectaban habitualmente a la red, cifra que aumentó considerablemente a casi un 90%, el 2003. Realidad que se asemeja a la chilena.

Se ha visto que el uso abusivo de Internet suele asociarse con aislamiento social, cuadros depresivos, alteraciones del sueño, dificultades en la concentración, baja en el rendimiento escolar y rechazo escolar, especialmente, en niños cuyas familias no supervisan el tiempo que destinan sus hijos a navegar. Además, se pueden generar una serie de molestias visuales, alteraciones musculares, riesgo de sobrepeso y obesidad.

Otro riesgo que se puede presentar es la facilidad de identificarse con valores negativos, ya que en algunos casos, es una fuente de contagio de algunas patologías como los trastornos de conducta alimentaria, las autoagresiones y el suicidio.

Cada día mas jóvenes se comunican con sus amigos a través del chat o se “postean” en sus fotolog y los que no tienen uno, quedan fuera de esta comunidad virtual.


Padres actualizados

Los padres deben estar atentos al consumo de internet que realizan sus hijos, aprender a comunicarse con ellos a través del “ciber lenguaje”, supervisar el número de horas que le dedican, las páginas que visitan, que dicen en sus fotologs, quienes son sus contactos en messenger, entre otros factores.

Lamentablemente a algunos adultos, que no pertenecen a esta generación tecnológica, les resulta difícil competir con los conocimientos cibernéticos de sus hijos y optan declararse ignorantes, para no tener que dedicarle tiempo a aprender algo que no les interesa. Hay que considerar que la red es un espacio ilimitado que no está exento de riesgos y son finalmente los padres los encargados de la crianza y la supervisión de los hijos, siempre es responsabilidad de los adultos, especialmente a edades tempranas.

Videojuegos

Los videojuegos nacen en la década de los 70 y, actualmente, están distribuidos en todo el mundo con gran éxito. Se agrupan en función de sus objetivos, estructura y forma de funcionamiento.

Dentro de los principales tipos se encuentran: los arcade (plataformas, laberintos, aventuras), de acción (lucha, peleas), deportivos (de fútbol, tenis, baloncesto, conducción), de estrategia (aventuras, rol, juegos de guerra), de simulación (aviones, simuladores de una situación o instrumentales) y los basados en juegos de mesa (habilidad, preguntas y respuestas).

Dependiendo del tipo, los videojuegos pueden producir múltiples efectos en los usuarios. En el caso de juegos basados en temas belicosos, de enfrentamiento o lucha, éstos tienen la capacidad de inducir a corto plazo comportamientos violentos, como prosociales en los niños, siendo esta respuesta más intensa en niños pequeños.

Estudios preliminares muestran subdesarrollo de lóbulo frontal en jugadores frecuentes de videojuegos. Se ha asociado a disminución de actividad beta medida por electroencefalograma, presentan dificultades en la concentración y mayor irritabilidad. Postulan que la exposición a violencia en los medios puede cambiar la respuesta cerebral a estímulos corrientes.

En adolescentes cuyo video juego favorito es violento, se presentan menores niveles de empatía. El pronóstico a largo plazo para todas las edades es incierto, no pudiendo asociarse a algún tipo de psicopatología en especial.

Algunos especialistas sugieren que entre un 10 a 15 % del total de jugadores, desarrollan conductas adictivas similares a la dependencia a sustancias y/o juego patológico, presentando fenómenos de abstinencia, tolerancia y sensación de perdida del control.

En muchos casos, los videojuegos son utilizados como método para escapar de la realidad, presentando serias alteraciones a nivel social y familiar.


Consideraciones a tener en cuenta


Ubique el computador en espacios comunes, de manera de guiar y supervisar el uso adecuado.

Controle el uso de Internet, ya que sus hijos podrían visitar sitios poco adecuados para su edad.

Limite los tiempos de conexión a Internet a un máximo de 2 horas al día. En el caso de los videojuegos, es fundamental definir horarios y días, ya que se pierde la noción del tiempo transcurrido.

Conozca y visite con frecuencia los fotologs y otros sitios de sus hijos y los de sus amigos. Trate de integrarse en la dinámica, para que ellos no se sientan espiados, ni con la necesidad de ocultarle cosas.

Controle el uso que hace su hijo del chat. Recuerde que los niños pueden conversar en línea en sitios Web o con programas de software de chat, teléfonos móviles e incluso con algunos juegos en línea.

Conozca los contactos de los chats, especialmente, de los hijos pequeños y explíqueles que si otro participante (por lo general, desconocido) los hace sentir incómodos, deben dejar inmediatamente el contacto y comentarlo con un adulto.

Adviértales que no envíen nunca fotografías a personas desconocidas.

Familiarícese con la jerga tecnológica. Los niños y jóvenes suelen comunicarse con palabras abreviadas.

Déficit atencional y otros trastornos


Existe una tendencia mundial a relacionar el bajo rendimiento escolar con el déficit atencional, lo que generalmente conlleva a realizar subdiagnósticos y a medicar al niño o adolescente como única forma de modificar su comportamiento, sin que esto incida de forma directa en los resultados académicos.
El pilar de tratamiento de los niños con déficit atencional es el farmacológico, siendo positiva la respuesta en cerca del 70% de los pacientes cuando el diagnóstico es el correcto, generando mejoría en su rendimiento escolar, en su autoestima, en la relación con los pares, incluso disminuyendo el riesgo de adicción a alcohol y drogas a largo plazo.
Muchos pacientes con otros diagnósticos son tratados como si presentasen déficit atencional. De los niños con este cuadro cerca del 70 a 80% tiene otros diagnósticos asociados: trastornos oposicionista desafiante; conductuales; o específicos del aprendizaje, entre otros, por lo que se requiere un conjunto de estrategias para solucionar las dificultades. Tanto el trabajo con los padres como el apoyo psicopedagógico resultan fundamentales para la rehabilitación de los pacientes.
En el bajo rendimiento escolar inciden diversos factores. Puede estar determinado por factores educacionales -la tensa relación entre profesor y alumno, inadecuado método de enseñanza, la sensación de agobio ante las exigencias académicas, dificultad para comprender determinadas materias o para adaptarse al entorno y socializar con los pares-. Un ambiente con mucho desorden influye no solo en los participantes activos, sino en el resto de los niños interesados en aprender.
A nivel personal, el niño puede presentar problemas sensoriales (auditivos, visuales), trastornos específicos de aprendizaje, déficit cognitivos -llegando al retardo mental leve que aun no ha sido detectado-, o niños con alguna patología de salud mental.
Cualquiera sea el origen del mal rendimiento escolar, es necesario que tanto padres como profesores estén atentos al desarrollo, pudiéndose intervenir desde etapas muy precoces. De determinarse que el niño presenta dificultades para concentrarse, lo ideal es generar hábitos de estudio para desarrollar competencias a través de:
- Estructuración de las tareas a desarrollar en el día, con límites establecidos por los padres.
- Apoyo en las labores escolares, sin tender a la sobreprotección.
- Entrenamiento de la memoria, poniendo énfasis en la parte visual-espacial.
- Ejercitación en las áreas deficientes por medio de herramientas que requieran que el niño analice, asimile y comprenda por medio de sus capacidades, lo que está realizando.
- Reconocer y estimular las áreas en las que es competente, de manera de reforzar la autoestima.
- Adecuar las expectativas a la realidad del niño, tomándose el tiempo necesario para obtener resultados efectivos y prolongados en el tiempo.
- Apoyar las áreas mas débiles para lograr un desarrollo mas armónico
- Reforzar positivamente pequeños logros, especialmente relacionados con un adecuado método
Cuando aparecen las primeras dificultades es necesario consultar con especialistas (psicólogo, psiquiatra de niño y adolescentes) para realizar una adecuada evaluación intervenciones precoces eficientes que disminuyan el riesgo de complicación a mediano y largo plazo.

Dr. Elías Arab, psiquiatra de niños y adolescentes, Hospital Clínico Universidad de Chile.