viernes, 25 de julio de 2008

Niños porfiados, trastorno oposicionista desafiante



El trastorno oposicionista es definido como un patrón persistente de conducta marcadamente oposicionista, desafiante, desobediente, provocadora, llegando a ser hasta hostil, que estaría claramente fuera de los límites normales del comportamiento, comparados con niños de la misma edad sin el trastorno. Se presenta principalmente frente a los padres pero puede extenderse a otras figuras de autoridad.

La conducta oposicionista es una dimensión normal del desarrollo que se produce en el periodo preescolar entre los 2 y los 4 años, es fundamental para el desarrollo de autonomía y le permite al niño autoafirmarse.

En la adolescencia aparece nuevamente la conducta oposicionista como una forma de adquirir cierto grado de independencia, lo que coincide a su vez con el cambio en la forma del pensamiento, donde la mayoría los adolescentes comienza a desarrollar la capacidad de abstracción y a cuestionar las normas establecidas previamente, el dialogo resulta indispensable para la resolución de conflictos, logrando acuerdos donde no se alteren las jerarquias entre padres e hijos. En la adolescencia normal debería utilizarse un estilo democrático en el que esté permitido atender las necesidades de los hijos pero manteniendo limites claros y consistentes

Ambos periodos favorecen la individuación, tienden a ser transitorios y autolimitados cuando son adecuadamente manejados. Por otra parte puede ser expresión de conflictos familiares, que de no resolverse tendería a la perpetuación de la conducta lo que podría transformarla en patológica.

Los niños con este trastorno tienden a ser hiperactivos, con baja tolerancia a la frustración, muchos de ellos tienen temperamento difícil, es decir, son niños mucho mas irritables, difíciles de calmar, demandantes, etc. Se asocia con trastornos del lenguaje y aprendizaje, tienden a ser hiperreactivos a los estímulos táctiles y visuales. Todo lo anterior favorecería la desorganización del entorno y la aparición del cuadro.

Estas conductas parten siendo evidentes en la casa pero luego puede generalizarse al colegio u otro lugar en los que el niño tenga que relacionarse con figuras de autoridad.

Es uno de los motivos de consulta mas frecuentes en niños menores de 10 años. Los diferentes estudios muestran prevalencias cercanas al 15% en la población general (J. AM. ACAD. CHILD ADOLESC. PSYCHIATRY, 46:1, JANUARY 2007), se da mas frecuentemente en hombres.

En un estudio realizado en Chile por Almonte y cols. en el Servicio de Salud mental Infantil del Hospital Roberto del Río, el trastorno oposicionista alcanzaba el 5.3% del total de las consultas en menores de 15 años.
Hasta un 75% de los niños hiperactivos tiene comorbilidad con este cuadro por lo que resulta fundamental el tratamiento de ambas patologías.
Este trastorno aumenta el riesgo de tener un Trastorno de Conducta en la adolescencia y un trastorno antisocial de la personalidad en la adultez.
Se asocia a consumo de alcohol y drogas, rechazo escolar y es un factor de riesgo para conductas delictivas.


Forma de presentación


Se presenta como niños desobedientes, que frente a pequeñas frustraciones se encolerizan e incurren en pataletas con el objetivo de satisfacer sus necesidades, discuten frecuentemente con adultos, se rehusan a cumplir sus indicaciones o se oponen de manera activa. Tienden a culpar a otros de sus errores o mal comportamiento y a ser vengativo y molestosos.
En general presentan problemas de comportamiento en la casa y en el colegio con mucha dificultad para seguir las normas de la clase. Se asocia a problemas de rendimiento escolar especialmente cuando hay a la base déficit atencional con hiperactividad y trastornos de aprendizaje.

Dentro de las causas además de los factores individuales antes descritos se encuentran las dinámicas familiares y los patrones de relación en el hogar.

Es fundamental para la prevención y el tratamiento del trastorno la necesidad de establecer normas claras y consistentes. Es frecuente encontrar en las familias de niños oposicionistas la ausencia de límites, la inconsistencia en la implementación de normas y las desautorizaciones que se producen entre las figuras de autoridad.
Actualmente vivimos en una sociedad globalizada y de consumo donde los padres tienen poco tiempo para compartir con sus hijos, tratan de suplir carencias afectivas con objetos materiales, donde el discurso es “como le voy a decir que no si no lo veo en todo el día” o las experiencias de los padres en que sus propios padres fueron muy estrictos o incluso violentos no quieren repetir el patrón violento y autoritario de sus padres y caen en la permisividad e inconsistencia.

Otro patrón de relación que se repite con frecuencia es el de los padres hipercorrectores que por intentar corregir todo, hasta los mínimos detalles, terminan generando hijos rebeldes, incapaces de acatar todas las normas impuestas. Es fundamental que las figuras de autoridad establezcan límites sobre lo importante y fundamental para lograr la consistencia y no agotar a los hijos.

Permisividad y autoritarismo
Muchos padres oscilan entre la permisividad y el autoritarismo, lo que desencadena escaladas que culminan en violencia.
Reaccionan de manera impredecible no logrando establecer un patrón coherente de crianza, frente a lo que los hijos se oponen muchas veces con justa razón, no entendiendo lo que significa el respeto hacia la autoridad

Padres rígidos

Hay padres que han impuesto normas claras y consistentes a los hijos cuando son pequeños pero llegada la adolescencia mantienen las mismas formas rígidas de establecer la disciplina no logrando visualizar las necesidades de sus hijos y generando la indisciplina y rebeldía
Hay ocasiones en que la participación de otros familiares o personas involucradas en la crianza que desautorizan las normas que intentan implementar los padres

Es fundamental para ejercer un adecuado rol de padre:
ambos padres deben estar de acuerdo en el establecimiento de las normas y los límites, evitando las desautorizaciones
gastar mas tiempo en compartir que en corregir, del poco tiempo que los padres tengan para estar con sus hijos la mayor parte debe estar destinada a compartir con ellos y solo un 25% del tiempo dedicarlo a corregir de manera efectiva
ser consistentes y efectivos en la implementación de las normas y límites
mantener las jerarquias claras donde los padres deben ser las figuras de autoridad, en la familia hay que definir claramente las jerarquias
aprender a decir que no a los hijos de manera consistente.


El trastorno oposicionista es un cuadro que debe ser manejado por especialistas, que puedan detectar y tratar la comorbilidad, ayudar a cambiar los patrones disfuncionales de crianza, el establecimiento de normas y límites claros y consistentes, para prevenir las severas complicaciones, lo ideal es una detección precoz para evitar.
En casos severos se puede recurrir al uso de psicofármacos para ayudar al control de impulsos, manejo de la irritabilidad, y el tratamiento para el deficit atencional e hiperactividad