La
correcta intervención de los padres es la principal herramienta para
ayudar a que los hermanos resuelvan sus diferencias. La clave está
en enseñarles a resolver sus conflictos dándoles tiempo para ello y
no actuando de manera apresurada como jueces, es decir, determinando
culpables e inocentes.
La
relación entre hermanos es la más larga que tenemos en la vida. Más
que el matrimonio, más que la amistad. Con nuestros hermanos
compartimos la vida entera. Es por eso que es tan importante
ayudarlos a llevarse bien.
Según el doctor
Elías Arab, siquiatra infanto-juvenil de Clínica Las Condes, es
normal que los hermanos peleen entre sí. Sin embargo, si los padres
realizan una mala intervención, los conflictos se exacerban: “En
general, las peleas de los hermanos tienden
a incrementarse en relación con la
intervención que hacemos los adultos”.
Los celos, por
ejemplo, también son normales y son una expresión emocional que los
niños sienten cuando tienen la sensación subjetiva de que el papá
o la mamá le dan más atención a otro de los hermanos y eso le
genera rabia. Lo sano, según el doctor Arab, es que los papás
validen esa molestia: “Cuando los padres escuchan y validan esos
celos, esos celos pasan. Casi de manera instantánea. Por lo tanto,
cuando los papás no validan eso y le dicen al niño: “¿Cómo te
enojas con tu hermano si tu hermano es tan bueno?”
Probablemente
eso incrementa los celos, aumenta la rabia”, lo
que tiende a aumentar los conflictos entre los hermanos con el
consiguiente deterioro del clima familiar.
De esta forma, como
explica el doctor Arab, “empiezan los papás a actuar en una
dinámica judicial en que ellos determinan que hay un inocente y un
culpable. Y el culpable recibe la sanción y el inocente queda
exculpado de cualquier responsabilidad. ¿Qué genera eso? Que se
produzca una mayor división y que el culpable va a intentar tomar
revancha o venganza con el más chico o el inocente. Por lo tanto, en
vez de validar la rabia, en lugar de ayudar a que esa rabia pase, se
exacerba”.
¿Cómo debemos
actuar?
El objetivo de los
padres, explica el siquiatra, es ayudar a que los hijos aprendan a
resolver sus conflictos. Para eso, lo primero es darles tiempo,
porque la gran mayoría de las conflictos son juegos de peleas.
“los niños juegan a pelear” Hay
que dejar que ellos resuelvan. Hay que darles un tiempo prudente,
fijarse que sea una pelea dentro de un marco aceptable, que pare y,
cuando la pelea no para o pasa a mayores, los padres deben detener la
pelea inmediatamente, pero no actuando como jueces. No es que tú
empezaste o tú seguiste. Son los dos responsables de no ser capaces
de ponerse de acuerdo. Por lo tanto, lo que el padre debe corregir es
la incapacidad de ellos para resolver una disputa. Por ejemplo: si
uno quiere jugar el juego A y el otro el juego B, lo que los padres
deben hacer es decir: tienen cinco minutos para ponerse de acuerdo.
Si no son capaces de ponerse de acuerdo, ninguno de los dos juega. Ya
que en la incapacidad de resolver un conflicto ambos son responsables
Claves para los
padres:
- No enganchar en todas las peleas de sus hijos.
- Darles un tiempo y no hiper corregir: los papás, con la buena intención de no querer que los hijos peleen, corrigen hasta la más mínima situación, por lo tanto no les dan tiempo para que ellos resuelvan.
- Si es que van a sancionar, sancionar la no resolución del problema, eso es responsabilidad de ambos.