miércoles, 2 de octubre de 2024

Algoritmos, polarización y redes sociales ¿puede tener impacto en el desarrollo del cerebro ?

La Arquitectura de la Discordia: Cómo los Algoritmos Desmantelan Nuestras Mentes y Sociedades

Introducción: El Arquitecto Invisible

Existe una conversación digital interminable, y todos participamos en ella. Es un lugar donde cada comentario puede ser recompensado, cada emoción intensificada y cada opinión validada al instante por un coro de voces afines. Pero esta plaza pública digital no es un espacio neutral. Detrás de su aparente libertad opera un arquitecto invisible: el algoritmo. Su propósito no es simplemente conectar, sino retener. Y la forma más eficiente de hacerlo es polarizar.

Este fenómeno no es inocuo: es una fuerza que moldea activamente nuestras mentes, en especial las de niños y adolescentes, cuyos cerebros son aún arcilla fresca. Los algoritmos que nos alimentan con información actúan como curadores sesgados, construyendo a nuestro alrededor una catedral de espejos que solo refleja y magnifica nuestras propias creencias. Este concepto, conocido como “cámaras de eco” (Pariser, 2011), ha sido confirmado por la evidencia científica, demostrando con una claridad abrumadora cómo las plataformas nos empujan hacia quienes piensan como nosotros, acelerando la fragmentación social (Cinelli et al., 2021).

Impacto a Nivel Micro: La Mente Herida y el Miedo de Mistral

Cuando un cerebro adolescente, en pleno proceso de forjar su identidad, se sumerge en este entorno, pisa un terreno de alto riesgo. La corteza prefrontal, responsable del juicio crítico, es extraordinariamente plástica en esta etapa. Si sus experiencias formativas son filtradas por un arquitecto que prioriza el contenido emocionalmente explosivo —la ira, el miedo—, su visión del mundo se deforma.

Y es aquí donde la advertencia trasciende la ciencia y se convierte en poesía. Gabriela Mistral, nuestra maestra y protectora de la infancia, escribió en su poema "Miedo" un ruego desesperado:

"Yo no quiero que a mi niña / golondrina me la vuelvan".

Era el temor de una madre a que su hija fuese transformada, a que se la llevaran a un mundo ajeno. ¿No es ese, acaso, nuestro mismo miedo hoy? El temor a que la arquitectura de la discordia nos devuelva a nuestros hijos convertidos en "golondrinas" de una red social: con alas para volar en un cielo digital, pero incapaces de posarse en el nido de la familia; con un trino que solo repite el eco de su tribu, pero que ha olvidado la canción del diálogo y la empatía.

Este temor se ancla en la neurociencia. La validación social digital inunda de dopamina el cerebro adolescente (Sherman et al., 2016). En este ecosistema, emerge su opuesto: la cancelación, el destierro digital. Para un cerebro joven, ser objeto de una condena masiva no es una simple crítica. Es una herida invisible pero profunda, pues el cerebro procesa el rechazo social en las mismas áreas que el dolor físico, fomentando una auto-censura donde la autenticidad se sacrifica en el altar de la conformidad.

Impacto a Nivel Macro: La Sociedad Fracturada y sin Espacio para el Error

Este daño a nivel individual no se queda ahí; como una fisura que se extiende, escala hasta fracturar el tejido social. La polarización algorítmica siembra activamente la desconfianza y la hostilidad. Análisis a gran escala ya demostraron cómo las redes sociales refuerzan las trincheras ideológicas, pulverizando la posibilidad de un terreno común (Bakshy et al., 2015).

Esta fractura se manifiesta en la cultura de la cancelación, el arma predilecta de las tribus ideológicas. Filosóficamente, esto representa el colapso del espacio para el error. Se anula la idea de que los seres humanos pueden equivocarse, aprender y evolucionar. En su lugar, se instaura una cultura de la pureza y la punición, donde el diálogo muere y solo queda la condena. Una sociedad que no sabe perdonar es una sociedad que no puede sanar. A largo plazo, esta arquitectura amenaza los cimientos de la democracia (Finkel et al., 2020).

El Futuro que Estamos Programando: Una Hipótesis Urgente

Mi hipótesis es que, sin una intervención consciente, estamos programando un futuro de generaciones fracturadas. El déficit que creamos no es solo de atención, sino de empatía y de gracia. En un entorno donde la ira es el combustible y la cancelación es la sentencia, los circuitos neuronales de la compasión y el entendimiento del matiz se atrofian. El riesgo es una sociedad donde el diálogo civilizado sea una excepción y la redención un concepto arcaico.

Conclusión: Cómo Resistir a la Arquitectura de la Discordia

A pesar de la gravedad del diagnóstico, no estamos condenados. La acción es posible y necesaria a dos niveles: el colectivo y el personal.

Una Tarea Colectiva:

Como sociedad, debemos decidir que nuestra salud mental y cohesión son más importantes que las métricas de una plataforma. Esto implica:

  • Exigir Transparencia Algorítmica: Regular y auditar estos sistemas para conocer y controlar su impacto en la salud pública.
  • Fomentar la Alfabetización Digital Crítica: Educar a ciudadanos de todas las edades para navegar este ecosistema de forma consciente, no como consumidores pasivos.
  • Proteger el Desarrollo Cerebral: Retardar la exposición de los niños a las redes sociales es una política de salud pública fundamental para que desarrollen los circuitos de empatía que necesitarán toda su vida.

Nuestra Resistencia Personal: Un Botiquín para la Mente

Mientras luchamos por esos cambios mayores, la resistencia comienza en nosotros. Aquí tienes tres prácticas para empezar hoy:

  1. Realiza una Curaduría Consciente de tu Feed. Dedica 10 minutos a la semana a seguir activamente voces o medios que presenten puntos de vista razonados y diferentes al tuyo. No entres para discutir, sino para intentar comprender.
  2. Practica el "Principio de Caridad" en los Debates. Antes de reaccionar con ira a un comentario, haz el esfuerzo consciente de interpretar la opinión ajena en su versión más inteligente y razonable posible. Pregúntate: ¿cuál es el miedo o la esperanza que motiva a esta persona?
  3. Fomenta el Diálogo Fuera de la Caverna. Elige un tema polémico que hayas visto en redes y, en lugar de comentarlo online, proponte conversarlo en persona, con calma y curiosidad, con un amigo o familiar. El contacto cara a cara activa la empatía de una forma que ninguna pantalla puede replicar.

Porque aunque la arquitectura está diseñada para dividirnos, el anhelo humano por el entendimiento y la conexión genuina es una fuerza más antigua y resiliente. En esa fuerza reside nuestra esperanza.


Referencias Bibliográficas

Bakshy, E., Messing, S., & Adamic, L. A. (2015). Exposure to ideologically diverse news and opinion on Facebook. Science, 348(6239), 1130-1132. https://doi.org/10.1126/science.aaa1160

Cinelli, M., De Francisci Morales, G., Galeazzi, A., Quattrociocchi, W., & Starnini, M. (2021). The echo chamber effect on social media. Proceedings of the National Academy of Sciences, 118(9), e2023301118. https://doi.org/10.1073/pnas.2023301118

Finkel, E. J., Bail, C. A., Cikara, M., Ditto, P. H., Iyengar, S., Klar, S., Mason, L., Nyhan, B., Rand, D. G., Skitka, L. J., Tucker, J. A., Van Bavel, J. J., & Druckman, J. N. (2020). Political sectarianism in America. Science, 370(6516), 533-536. https://doi.org/10.1126/science.abe1715

Pariser, E. (2011). The filter bubble: What the Internet is hiding from you. Penguin UK.

Sherman, L. E., Payton, A. A., Hernandez, L. M., Greenfield, P. M., & Dapretto, M. (2016). The power of the like in adolescence: Effects of peer influence on neural and behavioral responses to social media. Psychological Science, 27(7), 1027–1035. https://doi.org/10.1177/0956797616645673

Twenge, J. M. (2019). More time on technology, less happiness? Associations between digital-media use and psychological well-being. Current Directions in Psychological Science, 28(4), 372–379. https://doi.org/10.1177/0963721419838244

miércoles, 25 de septiembre de 2024

¿Que le sucede a mi cerebro si paso mucho tiempo frente a una pantalla?



¿Qué le pasa a mi cerebro si paso mucho tiempo frente a una pantalla?


En nuestra vida diaria, las pantallas han pasado a ocupar un rol central. Los adolescentes usan pantallas para estudiar, socializar, entretenerse y hasta relajarse. Sin embargo, ¿Qué sucede cuando ese tiempo de exposición se vuelve excesivo? Numerosos estudios han demostrado que el uso prolongado de pantallas, especialmente en redes sociales, tiene un impacto significativo en el cerebro y el bienestar de los adolescentes, desde problemas de sueño hasta dificultades emocionales y en la autoestima.


En este texto, exploraremos cómo el uso excesivo de pantallas afecta a los adolescentes y qué podemos hacer para proteger su bienestar.


1. El cerebro adolescente y la plasticidad cerebral


El cerebro adolescente está en una fase crucial de desarrollo. La plasticidad cerebral es la capacidad del cerebro para reorganizar sus conexiones neuronales en respuesta a experiencias y aprendizajes. Durante la adolescencia, esta plasticidad está en su punto máximo, lo que significa que el cerebro es más moldeable, pero también más vulnerable.


La corteza prefrontal, el área del cerebro encargada de la toma de decisiones, el autocontrol y la planificación, aún está en desarrollo en esta etapa. Un uso excesivo de las pantallas puede interferir en este proceso, afectando las capacidades cognitivas, la regulación emocional y el control de impulsos (Twenge & Campbell, 2018; Arab & Díaz, 2015).


Según la Academia Americana de Pediatría (AAP), un exceso de tiempo frente a las pantallas puede sobrecargar al cerebro adolescente, dificultando el desarrollo adecuado de estas funciones críticas. La AAP recomienda un uso limitado de pantallas y enfatiza la importancia del equilibrio entre actividades en línea y fuera de línea, promoviendo así un desarrollo cerebral saludable.


2. Impacto en la atención y la concentración


Las redes sociales y los videojuegos están diseñados para captar y mantener nuestra atención. Cada vez que recibimos una notificación o un “me gusta”, el cerebro libera dopamina, lo que refuerza el comportamiento y nos hace buscar recompensas inmediatas. Sin embargo, este proceso también reduce la capacidad de concentrarse en tareas prolongadas o menos emocionantes.


Las investigaciones muestran que los adolescentes expuestos a contenido digital fragmentado tienen más dificultades para mantener la atención sostenida. Los estímulos constantes reconfiguran el cerebro para buscar distracciones rápidas, afectando el rendimiento académico y la capacidad para concentrarse en actividades cotidianas.


Además, Twenge y Campbell (2018) destacan cómo la exposición prolongada a pantallas puede aumentar los niveles de estrés cognitivo, ya que el cerebro está continuamente expuesto a estímulos visuales y auditivos sin descanso. Para contrarrestar esto, la AAP recomienda limitar el tiempo frente a las pantallas, especialmente en actividades no educativas, a menos de dos horas diarias.


3. Problemas de sueño y salud mental


Uno de los efectos más comunes del uso excesivo de pantallas es la interferencia con el sueño. Las pantallas emiten luz azul, que suprime la producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo del sueño. Esto hace que los adolescentes tengan dificultades para conciliar el sueño y experimentar insomnio. La falta de sueño afecta no solo el rendimiento académico, sino también el estado emocional y la salud mental en general.


El estudio de Woods y Scott (2016) mostró que el uso de redes sociales en adolescentes está asociado con una peor calidad del sueño, mayor ansiedad, depresión y una menor autoestima. Pasar tiempo en redes sociales justo antes de dormir no solo afecta la duración del sueño, sino que también interrumpe la calidad del descanso, lo que a su vez agrava los síntomas emocionales.


La Academia Americana de Pediatría recomienda establecer reglas estrictas sobre el uso de pantallas antes de dormir. Una estrategia es evitar el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarse, creando un ambiente propicio para el sueño.


4. Redes sociales y autoestima


El impacto de las redes sociales en la autoestima de los adolescentes es un tema de creciente preocupación. Las redes sociales, como Instagram y TikTok, están llenas de imágenes y videos que muestran una realidad filtrada e idealizada, lo que provoca que los adolescentes se comparen con estándares poco realistas. Esta comparación social está directamente relacionada con sentimientos de inferioridad y baja autoestima (Fardouly et al., 2015).


Arab y Díaz (2015) destacan que el uso excesivo de redes sociales puede aumentar los síntomas de depresión y ansiedad, especialmente cuando los adolescentes basan su valor personal en la cantidad de interacciones o validaciones que reciben en línea. Además, el ciberbullying es un problema creciente en estos entornos digitales, lo que agrava aún más la situación emocional de los adolescentes.


Es importante recordar que las redes sociales no siempre reflejan la realidad, y enseñar a los jóvenes a cuestionar el contenido que consumen es crucial para su bienestar emocional.


5. Salud física y fatiga ocular


El tiempo excesivo frente a pantallas no solo afecta la salud mental, sino también la salud física. La fatiga ocular es un problema común, caracterizada por visión borrosa, sequedad ocular y dolores de cabeza. La exposición prolongada a pantallas también está relacionada con el aumento de casos de miopía en adolescentes  


Además, la postura encorvada al usar dispositivos puede llevar a problemas musculares y esqueléticos, como dolores de espalda y cuello. Para prevenir estos problemas, se recomienda tomar descansos frecuentes y adoptar posturas ergonómicas.


6. Estrategias para un uso saludable de la tecnología


Es posible disfrutar de la tecnología sin caer en sus efectos negativos. Tanto padres como adolescentes pueden trabajar juntos para establecer hábitos saludables en torno al uso de pantallas.


Para adolescentes:


Limita el tiempo en redes sociales: Utiliza apps que monitoreen el tiempo de uso y establezcan límites diarios.

Cuida tu sueño: Apaga las pantallas al menos una hora antes de dormir y establece una rutina relajante antes de acostarte.

Busca actividades fuera de la pantalla: Encuentra hobbies o deportes que te gusten y que no requieran el uso de tecnología.

No te compares: Recuerda que lo que ves en redes sociales no siempre es la realidad.


Para padres:


Establece límites claros: Los adolescentes deben tener reglas sobre el tiempo frente a las pantallas. Por ejemplo, definir “zonas sin pantallas” en casa, como la mesa del comedor o los dormitorios.

Sé un ejemplo a seguir: Los padres también deben regular su uso de pantallas, demostrando un uso responsable y equilibrado de la tecnología.

Fomenta la conversación: Habla abiertamente con tus hijos sobre lo que ven en internet y cómo les afecta. La comunicación es clave para identificar posibles problemas de autoestima o ansiedad.


Conclusión


El uso excesivo de pantallas, especialmente en redes sociales, tiene un impacto profundo en el cerebro, el sueño y el bienestar emocional de los adolescentes. Sin embargo, con límites claros, hábitos saludables y una educación consciente sobre el uso de la tecnología, tanto padres como adolescentes pueden disfrutar de los beneficios de la tecnología sin sacrificar su salud física y mental.


Bibliografía 



American Academy of Pediatrics. (2016). Media and young minds. Pediatrics, 138(5), e20162591. https://doi.org/10.1542/peds.2016-2591

Arab, L. E., & Díaz, G. A. (2015). Impacto de las redes sociales e internet en la adolescencia: aspectos positivos y negativos. Revista Médica Clínica Las Condes, 26(1), 7-13. https://doi.org/10.1016/j.rmclc.2015.01.001

Common Sense Media. (n.d.). How much screen time is OK for my kid(s)? Recuperado de https://www.commonsensemedia.org/

Hoge, E., Bickham, D., & Cantor, J. (2017). Digital media, anxiety, and depression in children. Pediatrics, 140(Supplement 2), S76-S80. https://doi.org/10.1542/peds.2016-1758G

Kardaras, N. (2016). Glow kids: How screen addiction is hijacking our kids—and how to break the trance. St. Martin’s Press.

Rideout, V., & Robb, M. B. (2018). The common sense census: Media use by tweens and teens. Common Sense Media. Recuperado de https://www.commonsensemedia.org/research/the-common-sense-census-media-use-by-tweens-and-teens-2019

Twenge, J. M., & Campbell, W. K. (2018). Associations between screen time and lower psychological well-being among children and adolescents: Evidence from a population-based study. Preventive Medicine Reports, 12, 271-283. https://doi.org/10.1016/j.pmedr.2018.10.003

Woods, H. C., & Scott, H. (2016). #Sleepyteens: Social media use in adolescence is associated with poor sleep quality, anxiety, depression and low self-esteem. Journal of Adolescence, 51, 41-49. https://doi.org/10.1016/j.adolescence.2016.05.008

Complementarias:

Johnson, J. G., Cohen, P., Kasen, S., First, M. B., & Brook, J. S. (2004). Association between television viewing and sleep problems during adolescence and early adulthood. Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, 158(6), 562-568. https://doi.org/10.1001/archpedi.158.6.562

Christakis, D. A. (2009). The effects of infant media usage: What do we know and what should we learn? Acta Paediatrica, 98(1), 8-16. https://doi.org/10.1111/j.1651-2227.2008.01027.x